Ardides legales,
omisión de testimonios de militares de alto rango y organizaciones como
el FBI y el Pentágono, sumados a un jurado “patriota”, que en vez de
escuchar argumentos legales no hacía más que escuchar repetidamente por
parte de la Fiscalía que la seguridad de los Estados Unidos de América
había sido puesta en juego. El destino de Los Cinco ya estaba sellado, más que un juicio se trataba de una infame farsa.
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