La plaza
Cacique Hatuey de la ciudad de Baracoa acogió la gala de celebración por
el 502 aniversario de la primera de las villas cubanas.
El
comienzo de la velada fue un tributo a la música de la localidad con la
interpretación de una nueva versión del tema A Baracoa me voy, a cargo
de la legendaria orquesta que lleva el nombre de la ciudad más antigua
de Cuba.
La
antológica melodía de Antonio Machín conmovió a los presentes por el
ímpetu que a pesar de los años conserva la misma, en la que se apoyaron
los integrantes del cuerpo de baile Sabor Caribeño para mostrar su
profesionalidad.
Pantallas
gigantes reflejaron efectos de mar, aves y naves de la época de
colonización en América para recrear un recorrido por la historia, que
se asomó en el espectáculo con el encuentro entre las culturas taína y
española hasta llegar a la esclavitud del negro.
En otro momento instructores de arte representaron a aborígenes que realizaban labores como recogida de frutas, pesca, rayado de yuca y traslado en canoa.
Las
actuaciones del grupo musical Carlos Hernández y su banda tropical, la
agrupación folclórica Bararrumba, el grupo portador del Kiribá-Nengón y
el Club del Danzón hicieron brillar la idea concebida por los talentosos
Felipe Aguilar Velasco y Eraidis Gámez Oliveros.
Como fiel
reflejo de la esencia de este pueblo, ritmos autóctonos, pregones y
canciones acentuaron la decoración de la escenografía que mezcló
elementos modernos con el verde de los follajes, las siluetas curiosas
de las montañas, el caudal de los ríos y productos como coco, café y
cacao.
Lo mejor
de la velada cultural se dejó para el final con agrupaciones danzarias
acompañadas por el Ruso y su banda, que cerraron con la sonoridad de la
contagiosa conga de la Playa.
A su vez,
el cielo se iluminó con fuegos artificiales seguidos por miles de
baracoenses que concurrieron a la plaza Cacique Hatuey para celebrar el
502 cumpleaños de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.
Escrito por Mirna Rodríguez Zúñiga