Con la inauguración del Museo Municipal de Baracoa hace 31 años la región de más remota historia en Cuba tuvo un lugar donde exhibir a la vista pública y sin igual una síntesis de lo trascendente del patrimonio local.
Recuerdo
cómo entonces se resaltó el hecho de que este municipio completaba las
diez instituciones culturales consideradas esenciales para promover el
conocimiento, la creación artística y el desarrollo de espectáculos, así
como sugerir el uso del tiempo libre.
Pronto
el Museo Fuerte Matachín se convirtió en referencia de centro laboral
fuera de sus salas, con un colectivo liderado por el licenciado Alejandro Hartmann Matos,
que como gestor del llamado museo móvil exhibió hasta en la montaña
vitrinas con varias piezas, entabló diálogos y se vislumbró como un
emprendedor cuyo espíritu habría que seguir.
Desde
esos años hasta hoy la otrora fortaleza militar se conoció además en el
archipiélago cubano y fuera de sus límites por el vínculo con la
comunidad, la recepción de la mayoría de sus piezas gracias a la
donación popular, el círculo de interés de investigación pioneril y las
visitas constantes de nacionales y extranjeros.
Con
esos matices el museo ubicado en la Punta de San Esteban alcanzó la
categoría de Vanguardia Nacional, se ganó el respeto de personalidades
de cualquier perfil ocupacional y fue escenario de incontables acciones
sociales y políticas.
Hace
mucho constituido en institución de avanzada entre las de su tipo, hoy
es de obligada mención cuando se refieren lugares donde la defensa de la
identidad baracoesa supera la rutina diaria para proyectarse hacia la
confiabilidad.
Si casi al concluir el 2012 el primer museo de la Ciudad Primada fue declarado como la mejor institución cultural de Guantánamo fue a causa de la renovación sucesiva del sentido de pertenencia de sus trabajadores, a tono con cambios necesarios.
Quienes
allí laboran lo hacen en un sitio que transformó a favor su imagen
física en fecha reciente y a la vez muy lejana de cuando se le llamó El
Castillo Maldito por realidades desterradas no de la memoria, aunque sí
de la vigente historia local.
No hay comentarios:
Publicar un comentario