Como fieles continuadoras de la obra de la Revolución, las federadas
baracoenses desde julio impulsan un plan de actividades en saludo al
aniversario 55 de la Federación de Mujeres Cubanas.
Las acciones iniciaron el día 12 del mes anterior con el homenaje
realizado por el bicentenario del natalicio de Mariana Grajales, precisó
Yolanda Pérez Prada, ideológica del secretariado municipal de la FMC.
Informó que se distinguió la labor desplegada por un grupo de
federadas fundadoras, dirigentes y destacadas de esa organización
quienes visitaron el panteón de los mártires en el camposanto municipal
donde desarrollaron el taller Encuentro con la Historia.
En el programa de actividades, denominado 55 aniversarios, no faltó
el intercambio con las directivas de la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños del territorio que permitió destacar el rol
protagónico de la mujer en las tareas agrícolas y fortalecer los
vínculos entre esa estructura campesina y la femenina.
Visitas a casas de discapacitadas, deportistas destacadas, y a las
que se encuentran en el centro penitenciario de Baracoa; así como un
maratón de ciclistas y un juego de beisbol son también tareas
desarrolladas en la localidad por la estructura que representa a más del
95 por ciento de las mujeres.
El dinamismo en este verano de la Casa de Orientación Social a la
Mujer y la Familia, la incorporación de nuevas federadas a la membrecía y
a ocho jóvenes al Servicio Militar Voluntario, marcan el activismo de
las mujeres de La primada de Cuba para saludar la organización creada el
23 de agosto de mil 960.
Escrito por: Mirna Rodríguez
jueves, 20 de agosto de 2015
martes, 18 de agosto de 2015
Cuando no alcanzan las palabras
A Yorkis Lambert Pérez (en su úiltimo viaje) , compañero de trabajo en CMDX La Voz del Toa, quien, con su partida, nos dejó un profundo dolor.
Llevo horas buscando las palabras. Las imágenes saltan incontrolables en mi recuerdo, se agolpan, se desbocan, crecen hasta hacerse insoportables; y aún así, no encuentro las palabras. Me reconozco incapaz de lograr la descripción exacta.
Eso es ¡aún no creo que te hayas ido! Me resisto a la idea y me aferro a la esperanza de que te encontraré otra vez sentado al volante, dispuesto a partir en busca de aventuras, a cualquier hora, en cualquier tiempo. Apretujados en el viejo y querido carro de las mil batallas donde siempre fue posible el milagro de convertir cuatro plazas en espacio para 10 pasajeros… o más. Te diré otra vez que voy a grabar tu memoria portable con nuevos temas para no tener que soportar las estridencias reguetoneras del momento y una vez más me mostrarás tus amplios dientes en una sonrisa infinita diciéndome: es música para no dormirme en la carretera.
Hablaremos de mil temas, recordaremos aquellos festivales memorables de la radio y veré ese brillo que se encendía en tus ojos cuando soñábamos transmisiones remotas desde parajes lejanos.
O quizás esta vez te encuentre en el lobby de la emisora, o en una de las oficinas. De seguro estarás riendo, haciendo historias, regalando tu alegría y tu buen humor. O nos cruzaremos en alguno de los pasillos del hospital, atento como siempre a la salud de un familiar o un amigo, diligente, incansable. Te llamaré otra vez a la casa, a cualquier hora, por cualquier motivo, sabiendo que la respuesta será siempre: cuenta conmigo.
Prefiero tenerte ahí, en un futuro cercano y místico; que desprender los girones de la añoranza. Pero los recuerdos se arremolinan desordenados y llegan en olas incansables desde la memoria. Ahora fue aquel viaje remoto a Moa en una difunta ETZ: mi padre, tú y yo, tres jinetes sobre el viejo caballo. Y una década atrás llevaste a mi pequeña a conocer a su familia holguinera. Hace solo unos días me recordabas como, pequeñita, reía cuando nos sorprendía un bache en la incierta carretera.
Compañero leal de las cruzadas de la radio en aquellas jornadas memorables desde Imías hasta Maisí, desde Barigua hasta Cayogüín, infatigable, dispuesto.
Contigo viajé confiada trepando por cuanta loma reclamó mis diligencias periodísticas y compartí largas travesías con la certeza de que tu presencia era garantía de seguro destino.
Pero, mi inolvidable amigo, nada recuerdo más que ese viaje interminable que trajo a casa a mi hija convaleciente. Tan despacio para no causar la más mínima molestia a la paciente, que yo misma podría haber marchado a igual velocidad junto al carro; atento siempre a cada gesto que anticipara cualquier necesidad, cariñoso, solícito, amoroso cual hermano mayor.
Lo más sorprendente es que nada de impostado había en tu actitud. Era tan natural en ti como tomar aliento. Mis compañeros pueden contar historias semejantes. Cada una de las personas que te conocieron saben que fuiste hecho de una madera especial.
Podría parecer que, después de todo, encontré demasiadas palabras. Pero me parecen tan pobres, tan pocas, tan indignas de ti. Me saben a tristeza y yo quiero recordarte como eras, como eres, como seguirás siendo en ese rinconcito de mi corazón donde te quedas, aunque hayas emprendido ya el viaje hacia la eternidad.
EScrito por: Arelis Alba
Tu historia de vida
A Yorkis Lambert Pérez, compañero de trabajo en CMDX La Voz del Toa, quien, con su partida, nos dejó un profundo dolor.

Su pasión era conducir un automóvil, y a eso le dedicó más de la mitad de su corta vida. Viajar con él en el jeep de nuestra emisora CDMX, daba seguridad total de que llegaríamos al final del camino.
“Yo soy de los que no se duermen cuando viaja”, así me dijo.
Pero no imaginó Yorquis Lambert Pérez que a sus 37 años de edad, a punto de llegar a casa después de un largo viaje a La Habana, sus sueños quedarían sin aliento en el pavimento que centenares de veces transitó. Esta vez él no era el conductor porque simplemente acompañaba a un gran amigo.
En casa lo esperaban su madre, su esposa y su hija. Ahora mismo no puedo imaginar qué sentirá Sagdie, la niña de sus ojos. Pero estoy seguro de que sabe que nada va a sustituir el inmenso amor de su papá, que desde el cielo seguirá brindándole protección y cuidado.
Yorquis dejó de existir en la madrugada de este 17 de agosto, justo tres días antes de cumplir 38 años. Irónicamente, el accidente automovilístico que nunca tuvo como conductor fue el que le arrebató el último aliento.
Las calles que transitó evocarán su nombre. Y tal vez en vida, no imaginó su grandeza y el dolor que deja su partida en quienes tuvimos en la vida al menos un encuentro con él. Yorquis, cada viaje nos hará recordarte. Cada sonido de un auto contará tu historia de vida.
Escrito por: Yendrys Muguercia
jueves, 13 de agosto de 2015
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